Publicado por ABC

La investigación, liderada desde la Universidad de Zaragoza, avanza en el uso clínico de una proteína humana antitumoral combinada con anticuerpos.
Ya se ha probado su eficacia en ratones, en tumores de colon y gástricos.

Una proteína humana, la granulisina, combinada con anticuerpos que actúan contra componentes tumorales. Esa combinación (inmunotoxina) es la nueva esperanza contra el cáncer que han desarrollado científicos e inversores españoles. Ya ha probado su eficacia en ratones, en tumores de colon y gástricos. Tras estos satisfactorios ensayos, la investigación encara actualmente dos etapas clave: por una parte, avanzar en las laboriosas fases de evaluación preclínica que conduzcan a la decisiva experimentación en humanos; y, por otra parte, seguir analizando la eficacia que esta novedosa inmunotoxina puede tener en otros tipos de cáncer, además de los de colon y gástrico, en los que ya se ha visto que funciona en modelos animales.

Esta inmunotoxina se sustenta en la granulisina, una proteína humana activada en nuestros linfocitos y que tiene eficacia antitumoral. Entre otras ventajas, la granulisina ofrece dos especialmente valiosas, según explica el investigador que lidera este proyecto, Alberto Anel, director de la cátedra de biología Molecular y Celular de la Universidad de Zaragoza. Por una parte, al tratarse de una proteína humana, está a salvo de nuestro sistema inmunitario para poder llegar y atacar al tumor sin interferencias, algo que no tienen tan fácil las inmunotoxinas de base bacteriana. Por otra parte, al ir combinada a un anticuerpo que reconoce componentes que solamente están en el tumor, este tratamiento contra el cáncer sería tremendamente preciso para atacar exclusivamente las células malignas y reducir los efectos secundarios.

El proyecto de investigación que lidera Alberto Anel lo desarrolla la empresa española de biotecnología Peaches Biotech, que está financiando la multimillonaria inversión que lleva aparejada un proyecto de este calibre.

Amplias expectativas

La combinación de granulisina con anticuerpos es lo que se denomina inmunotoxinas. Son una suerte de «proyectiles» contra el cáncer, susceptibles de ser singularizados para tumores específicos. La clave está en combinar la granulisina, en cada caso, con el anticuerpo idóneo que reacciona contra componentes de cada tipo de tumor.

Esa combinación es imprescindible, porque la granulisina, por sí misma, no llegaría hasta el tumor. Y no es viable inocularla directamente en tumores, sobre todo en aquellos menos accesibles y localizados. Por eso es fundamental que la granulisina sea transportada con la ayuda del anticuerpo. Y, para la obtención de cantidades adecuadas de granulisina, esta proteína humana se produce artificialmente en levaduras, se purifica y se deja lista para poder ser aplicada.

«Ya hemos probado una toxina dirigida contra el antígeno carcinoembrionario (CEA) que solo se expresa en tumores de colon y gástricos», explica Alberto Anel. «Y estamos desarrollando investigación preclínica en animales con otras inmunotoxinas que reconocen componentes de otros tipos de tumores, para ver si también son eficaces para vehiculizar la granulisina contra esos otros tumores. Si funcionan, tendremos varias inmunotoxinas; de lo contrario, como mínimo, tendremos una que en modelos animales ya sabemos que funciona contra tumores de colon y gástricos», apunta.

El trabajo que queda por delante

Eso sí, todavía queda mucho camino por delante hasta conseguir, si todo va bien, que esto se convierta en un tratamiento real para pacientes oncológicos. «Estoy convencido de que puede ser una nueva terapia, pero tenemos que demostrarlo superando con éxito las fases clínicas en humanos», afirma Alberto Anel. Y para llegar a esas fases clínicas en humanos hay que superar todavía varias etapas previas.

«El plan que tenemos diseñado con Peaches Biotech marca como objetivo terminar la experimentación preclínica en septiembre de 2021», explica este investigador de la Universidad de Zaragoza. Si los resultados son los adecuados, a partir de junio Peaches Biotech podría empezar a preparar la primera fase de experimentación en humanos, «que podría iniciarse a principios de 2022 y que se extendería hasta finales de 2024». Es decir, cuatro años de investigación por delante -y una multimillonaria inversión- para poder confirmar si este nuevo hallazgo cuaja en tratamiento oncológico reglado.

Proyecto premiado

El proyecto de investigación en torno a la inmunotoxina oncológica basada en la granulisina ya ha sido premiado en Aragón por su carácter innovador y por las expectativas que conlleva en el campo de los tratamientos oncológicos. En concreto, ha recibido recientemente el Premio Triple Hélice, un importante reconocimiento que la Universidad de Zaragoza concede a proyectos cientificos que se licencian a empresas.